martes, 18 de septiembre de 2012
Bogotá Cultural
Así como el cuerpo necesita de alimento para sobrevivir, el espíritu humano también requiere de diferentes elementos para fortalecerse. Uno de los componentes que alimenta el alma y el entendimiento de cada individuo es la cultura y todas las manifestaciones artísticas que rodean el ejercicio de ésta en los seres humanos.
Este es el colegio donde las etnias están unidas
En Bosa Potrerito, las calles son polvorientas. La ciudad se pierde. Se fuga.
Todos los caminos conducen a lo que algunos catalogan como "lo único de civilización existente en el barrio".
Se trata del Instituto Educativo Distrital Kimy Pernía, megacolegio de 3.200 estudiantes, donde confluye toda Colombia. Allí se dan cita a diario alumnos que representan a la patria indígena. En el mismo salón se sientan los afro, los muiscas, los emberas y chicos más urbanizados, que viven en el estrato uno.
Todo esto pasa en el mismo plantel, en esta muralla de cemento y ladrillos que recuerda a Kimy Pernía, aquel líder de los emberas de Córdoba, a orillas del río Kurazandó, que murió a manos de los paramilitares de Mancuso por defender su territorio de los 'blancos' que construyeron la represa de Urrá.
Investigaciones posteriores señalaron a Carlos Castaño como el autor intelectual del crimen. Además, se determinó que el cuerpo de Kimy fue desenterrado de una fosa común y lanzado a las aguas del Sinú para que nadie lo encontrara.
El profesor de filosofía Édgar Sierra, quien completa tres años en la institución, recalca la localización del plantel. "Esto es territorio sagrado. A unos 200 metros de aquí queda el resguardo indígena de Bosa", dice el maestro.
Michelle Agualimpia, de 7 años, y nacida en el Chocó, hace parte de los cerca de 400 afrocolombianos que estudian en el Kimy. A ellos se suman los 300 pertenecientes a las tres familias de muiscas de Bosa: los Tunjo, los Chiguasuque y los Neute.
Michelle no ha visto afectadas sus costumbres, pues las directivas de la institución, encabezadas por la rectora, Yadira Mina, han garantizado que la educación sea multicultural. "Hacemos actividades para que los niños intercambien las tradiciones de sus pueblos", cuenta Yadira para explicar las jornadas en que los niños afro dejan claro que morir en el Pacífico es otra cosa.
"Nos comemos un animal del señor muerto y los grandes fuman", relata Helen Nieva, natural de Puerto Tejada (Cauca) y alumna de sexto.
En el Kimy lo rural es algo valioso: es el único distrital con granja y con 20 de sus estudiantes con el título de Jóvenes Rurales Emprendedores. En cuanto a los conflictos entre estudiantes de diferente raza, el profesor José Silva, coordinador de Convivencia, señala todo se arregla con música del Pacífico o con pasillos del altiplano cundiboyacense. Por eso el Kimy Pernía es distinto.
Fabián Forero Barón
Redactor de EL TIEMPO
Todos los caminos conducen a lo que algunos catalogan como "lo único de civilización existente en el barrio".
Se trata del Instituto Educativo Distrital Kimy Pernía, megacolegio de 3.200 estudiantes, donde confluye toda Colombia. Allí se dan cita a diario alumnos que representan a la patria indígena. En el mismo salón se sientan los afro, los muiscas, los emberas y chicos más urbanizados, que viven en el estrato uno.
Todo esto pasa en el mismo plantel, en esta muralla de cemento y ladrillos que recuerda a Kimy Pernía, aquel líder de los emberas de Córdoba, a orillas del río Kurazandó, que murió a manos de los paramilitares de Mancuso por defender su territorio de los 'blancos' que construyeron la represa de Urrá.
Investigaciones posteriores señalaron a Carlos Castaño como el autor intelectual del crimen. Además, se determinó que el cuerpo de Kimy fue desenterrado de una fosa común y lanzado a las aguas del Sinú para que nadie lo encontrara.
El profesor de filosofía Édgar Sierra, quien completa tres años en la institución, recalca la localización del plantel. "Esto es territorio sagrado. A unos 200 metros de aquí queda el resguardo indígena de Bosa", dice el maestro.
Michelle Agualimpia, de 7 años, y nacida en el Chocó, hace parte de los cerca de 400 afrocolombianos que estudian en el Kimy. A ellos se suman los 300 pertenecientes a las tres familias de muiscas de Bosa: los Tunjo, los Chiguasuque y los Neute.
Michelle no ha visto afectadas sus costumbres, pues las directivas de la institución, encabezadas por la rectora, Yadira Mina, han garantizado que la educación sea multicultural. "Hacemos actividades para que los niños intercambien las tradiciones de sus pueblos", cuenta Yadira para explicar las jornadas en que los niños afro dejan claro que morir en el Pacífico es otra cosa.
"Nos comemos un animal del señor muerto y los grandes fuman", relata Helen Nieva, natural de Puerto Tejada (Cauca) y alumna de sexto.
En el Kimy lo rural es algo valioso: es el único distrital con granja y con 20 de sus estudiantes con el título de Jóvenes Rurales Emprendedores. En cuanto a los conflictos entre estudiantes de diferente raza, el profesor José Silva, coordinador de Convivencia, señala todo se arregla con música del Pacífico o con pasillos del altiplano cundiboyacense. Por eso el Kimy Pernía es distinto.
Fabián Forero Barón
Redactor de EL TIEMPO
COMUNIDAD GITANA
La comunidad Gitana o Rom no existía en la constitución política de 1991, por tal motivo esta cultura que habita diferentes zonas del país, no tenía un reconocimiento propio, ante: sus creencias, su cultura y sus tradiciones.
La comunidad Gitana o Rom, empezó a tener participación e igualdad ante los derechos humanos, a partir del principio de reconocimiento a la diversidad étnica y cultural consagrado en el artículo 7 de la carta, del mismo modo cuando entro en vigencia la constitución política de 1991, los integrantes de la comunidad Gitana o ROM, empezaron a organizarse como grupo para solicitar al estado beneficios con respecto a sus usos, costumbres y tradiciones.
La ley 812 de junio 26 de 2003 promueve un Plan Nacional de Desarrollo en el cual se evidencia un principio de reconocimiento y existencia de dicho pueblo, “…se propondrán mecanismos que reconozcan sus derechos y sus prácticas consuetudinarias” agregando que “se promoverán programas y proyectos orientados a mejorar sus condiciones de vida”.
Del mismo modo se es gitano a partir de los siguientes aspectos:
1. “se es Gitano por derecho de nacimiento”
2. La larga tradición nómada y su transformación en nuevas formas de itinerancia.
3. Idea de un origen común y una historia compartida.
4. Idioma propio, el romanés o romai shib.
5. La valoración del grupo de edad y el sexo como principios ordenadores de estatus.
6. Fuerte cohesión interna y manejo de un complejo sistema de relaciones frente al no Rom (gadye).
7. Organización social basada en la configuración de grupos de parentesco o patrigrupos.
¿QUÉ ES LA ETNOEDUCACIÓN?
LA ETNOEDUCACIÓN Y LOS ESTUDIOS AFROCOLOMBIANOS EN EL SISTEMA ESCOLAR
La Etnoeducación debemos entenderla como la educación en los valores de la etnicidad nacional, teniendo en cuenta que nuestra identidad cultural es el sincretismo o mestizaje de tres grandes raíces: la africanidad, la indigenidad y la hispanidad.
Ni el Ministerio de Educación ni los docentes deben confundir el concepto de etnoeducación con la atención educativa para los grupos etnicos.
Una comunidad educativa es etnoeducadora si su Proyecto Educativo Institucional es etnoeducativo, asume en todos sus componentes e implementa la etnoeducación afrocolombiana, indígena o mestiza, independiente de la ubicación en cualquier localidad del territorio nacional.
Hay muchas comunidades educativas ubicadas en poblaciones mestizas que son etnoeducadoras asumiendo la etnoeducación en sus estrategias pedagógicas, mientras hay muchas comunidades educativas ubicadas en territorios de las comunidades afros e indígenas que son ajenas e indiferentes a la etnoeducación, manteniendo en sus PEIs el discurso educativo excluyente de la diversidad cultural y la interculturalidad, heredado de la colonia española.
martes, 11 de septiembre de 2012
La vida del Pueblo Rom en Colombia todavía se mantiene, pese al paso del tiempo
La comunidad gitana o Pueblo Rom es un grupo étnico que llegó a América
Latina desde el tiempo de la Colonia. Hoy, aproximadamente 4.830 de ellos están
radicados en varias ciudades de Colombia.
Todavía se visten con faldas largas, muchos colores, collares y aretes; y aunque aun conservan gran parte de sus costumbres, muchas cosas en el estilo de vida de los gitanos ha cambiado.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, el 94% de la población Rom reside en los departamentos de Atlántico, Bolívar, Valle del Cauca, Norte de Santander, Santander, Nariño y Bogotá; estos también son los departamentos a los que pertenecen las ciudades en donde se encuentras ubicadas las principales Kumpanias: Barranquilla, Cartagena, Cali, Cúcuta, Girón e Ipiales.
Las Kumpanias son los diferentes clanes que ellos forman como unidades comunitarias de residencia y circulación. En Colombia, las Kumpanias se asientan en un barrio o se dispersan por familias en las viviendas de los demás habitantes manteniendo vínculos con las demás kumpanias.
Actualmente, algunas de estos clanes que hay en Colombia son los Bolochoc, que son la mayoría, los Boyhas, los Churon, los Mijhaís, los Jhanes, los Langosesti y los Bimbay.
Aunque los gitanos ya no son un pueblo totalmente nómada, tampoco se ubican en un lugar específico: su única patria es el mundo, así es que cuando el trabajo se acaba en un lugar, recogen sus cosas y se van a otro donde puedan ocuparse.
Sin embargo, esto ya no es tan frecuente, pues hay otros factores externos en que pensar que les impiden ir de pueblo en pueblo, por eso actualmente son considerados como un pueblo seminómada, pues estar cambiando de lugar de residencian ya no tiene tanta prioridad en sus vidas como antes, hoy tienen cosas más importantes en que pensar como la educación, seguridad social, el empleo y el reconocimiento social por parte del gobierno.
Por otra parte, para los Rom ya no es tan fácil ser nómadas como sus antepasados porque ahora hay una serie de reglas que ellos saben deben respetar. Además, su situación económica no se los permite. Sin embargo, cuando pueden no lo piensan dos veces, se van a visitar otras partes, pues ellos dicen que el mundo es para conocerlo.
Aun así, los gitanos tratan de conservar sus costumbres y transmitir de generación en generación su idioma el romaní o romanes, como también su habilidad en los oficios como en las artesanías para los hombres¿cobre y acero¿, y la quiromancia en las mujeres.
Origen común, historia compartida
Lucero Lombana y Luz Helena Gómez, son dos mujeres radicadas en Bogotá que a simple vista dejan al descubierto que son gitanas. Vestidas con faldas largas, colores vivos y aretes muy grandes, comparten una belleza particular y muy similar.
Tal vez, así mismo como se comparten una historia y un estilo de vida, comparten una belleza característica de las mujeres de esta raza. Tienen el pelo largo, sus rasgos son muy parecidos, además ellas mismas reconocen que aun en la forma de caminar son parecidas; dicen que a simple vista ellas reconocen a otros gitanos.
"¿Se va a hacer leer la mano?"
Esta es la pregunta que siempre hacen las mujeres gitanas, es su forma de trabajo y, sin importar el lugar, ellas siguen practicando este oficio, pues es una tradición que les enseñan desde que están niñas. Sin embargo, este es uno de los factores que más les ha traído problemas, la policía siempre las persigue por causa de su trabajo y muchas personas las rechazan.
De todas formas ellas, no todas, siguen practicando la quiromancia, además, hoy en día todavía les genera ganancias, pues dicen "a la gente le gusta, muchas personas se hacen leer la mano".
Es por eso que hoy le reclaman al gobierno protección en sus derechos como grupo étnico, y por lo tanto en su forma de ganarse la vida.
Pero a pesar de los muchos esfuerzos que han hecho porque esta tradición se mantenga, una buena parte de las mujeres Rom ya no practican la quiromancia, pues aunque su religión es la libertad, algunas llegaron a iglesias cristianas en las que de repente su manera de pensar respecto a la lectura de la mano cambió y entonces decidieron dejar de hacerlo.
Esto no quiere decir que las que lo practican no crean en un único Dios; sin embargo, su religión es la libertad y su propia ley es la Kriss romaní, en la que ellos mismos resuelven sus problemas por sus propios medios.
Virgen hasta el matrimonio
Esta es una de las tradiciones más importantes y respetables del Pueblo Rom. Las mujeres se casan muy jóvenes, aproximadamente a los quince años. Deben llegar vírgenes al matrimonio, o si no, no se casan de blanco. Solo pueden tener como novio al que luego será su esposo, y esto es algo que deben respetar, pues luego de que se lleva a cabo la boda ellas deben dar un voto de pureza por el cual el padre de la novia celebra una fiesta; así que no llegar vírgenes al matrimonio seria una deshonra publica ante toda la comunidad.
Las niñas no salen a fiestas, solamente a las que se realizan dentro de la comunidad que son muy tradicionales, con su música, sus platos especiales, sus bailes y sus trajes más bonitos, es decir, con las sedas de los colores más vivos, aretes grandes y algún adorno en la cabeza.
Si bien los gitanos tienen un especial sentido de la estética tanto física como artística, sus fiestas son la mejor ocasión para apreciarlo, sin embargo, los colores vivos y los adornos llamativos solo los usan las mujeres; los hombres gitanos pueden pasar desapercibidos entre la multitud, pues ya no se visten como antes, ahora andan como la gente del común, y en algunos casos, por ejemplo en los de mayor edad, de saco y corbata.
Complejas relaciones con los 'gadyie'
Para los gitanos las relaciones con los gadyie (personas no gitanas) están mediadas por un complejo sistema, por esta razón, acercarse a ellos para conocer información sobre sus formas de vida es algo complicado.
Ellos no están interesados en ser reconocidos públicamente, lo que buscan es ser reconocidos como ciudadanos con iguales derechos como todos, y además ser aceptados como un grupo étnico, con diferencias muy marcadas en sus formas de vida, pero al fin y al cabo habitantes de una ciudad civilizada en la que deben contar con el derecho a acceder a las políticas públicas colectivas.
Ellos tratan de mantenerse al margen en el trato con los gadyie, son muy prevenidos, y con razón, pues muchas personas aún hablan mal de los gitanos y tildan a las mujeres de brujas por la lectura de la mano.
Como consecuencia de que los gitanos no tienen acceso a muchas oportunidades del distrito, por su condición económica o por el no reconocimiento como ciudadanos normales, la educación ha sido un poco nómada, los niños y niñas estudian muy poco, mas o menos hasta quinto de primaria, luego aprenden sus oficios tradicionales, o a ayudar en la casa, en el caso de las niñas y así irlas preparando para ser esposas, madres y amas de casa desde muy temprana edad.
Aunque muchos gitanos que residen en el país son colombianos de nacimiento, ellos cuentan con su propio Himno Nacional del Pueblo Rom, pues de esta forman queda demostrado su idea de origen común y de historia compartida, en la que fundamentan muchas de sus formas de vida.
Todavía se visten con faldas largas, muchos colores, collares y aretes; y aunque aun conservan gran parte de sus costumbres, muchas cosas en el estilo de vida de los gitanos ha cambiado.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, el 94% de la población Rom reside en los departamentos de Atlántico, Bolívar, Valle del Cauca, Norte de Santander, Santander, Nariño y Bogotá; estos también son los departamentos a los que pertenecen las ciudades en donde se encuentras ubicadas las principales Kumpanias: Barranquilla, Cartagena, Cali, Cúcuta, Girón e Ipiales.
Las Kumpanias son los diferentes clanes que ellos forman como unidades comunitarias de residencia y circulación. En Colombia, las Kumpanias se asientan en un barrio o se dispersan por familias en las viviendas de los demás habitantes manteniendo vínculos con las demás kumpanias.
Actualmente, algunas de estos clanes que hay en Colombia son los Bolochoc, que son la mayoría, los Boyhas, los Churon, los Mijhaís, los Jhanes, los Langosesti y los Bimbay.
Aunque los gitanos ya no son un pueblo totalmente nómada, tampoco se ubican en un lugar específico: su única patria es el mundo, así es que cuando el trabajo se acaba en un lugar, recogen sus cosas y se van a otro donde puedan ocuparse.
Sin embargo, esto ya no es tan frecuente, pues hay otros factores externos en que pensar que les impiden ir de pueblo en pueblo, por eso actualmente son considerados como un pueblo seminómada, pues estar cambiando de lugar de residencian ya no tiene tanta prioridad en sus vidas como antes, hoy tienen cosas más importantes en que pensar como la educación, seguridad social, el empleo y el reconocimiento social por parte del gobierno.
Por otra parte, para los Rom ya no es tan fácil ser nómadas como sus antepasados porque ahora hay una serie de reglas que ellos saben deben respetar. Además, su situación económica no se los permite. Sin embargo, cuando pueden no lo piensan dos veces, se van a visitar otras partes, pues ellos dicen que el mundo es para conocerlo.
Aun así, los gitanos tratan de conservar sus costumbres y transmitir de generación en generación su idioma el romaní o romanes, como también su habilidad en los oficios como en las artesanías para los hombres¿cobre y acero¿, y la quiromancia en las mujeres.
Origen común, historia compartida
Lucero Lombana y Luz Helena Gómez, son dos mujeres radicadas en Bogotá que a simple vista dejan al descubierto que son gitanas. Vestidas con faldas largas, colores vivos y aretes muy grandes, comparten una belleza particular y muy similar.
Tal vez, así mismo como se comparten una historia y un estilo de vida, comparten una belleza característica de las mujeres de esta raza. Tienen el pelo largo, sus rasgos son muy parecidos, además ellas mismas reconocen que aun en la forma de caminar son parecidas; dicen que a simple vista ellas reconocen a otros gitanos.
"¿Se va a hacer leer la mano?"
Esta es la pregunta que siempre hacen las mujeres gitanas, es su forma de trabajo y, sin importar el lugar, ellas siguen practicando este oficio, pues es una tradición que les enseñan desde que están niñas. Sin embargo, este es uno de los factores que más les ha traído problemas, la policía siempre las persigue por causa de su trabajo y muchas personas las rechazan.
De todas formas ellas, no todas, siguen practicando la quiromancia, además, hoy en día todavía les genera ganancias, pues dicen "a la gente le gusta, muchas personas se hacen leer la mano".
Es por eso que hoy le reclaman al gobierno protección en sus derechos como grupo étnico, y por lo tanto en su forma de ganarse la vida.
Pero a pesar de los muchos esfuerzos que han hecho porque esta tradición se mantenga, una buena parte de las mujeres Rom ya no practican la quiromancia, pues aunque su religión es la libertad, algunas llegaron a iglesias cristianas en las que de repente su manera de pensar respecto a la lectura de la mano cambió y entonces decidieron dejar de hacerlo.
Esto no quiere decir que las que lo practican no crean en un único Dios; sin embargo, su religión es la libertad y su propia ley es la Kriss romaní, en la que ellos mismos resuelven sus problemas por sus propios medios.
Virgen hasta el matrimonio
Esta es una de las tradiciones más importantes y respetables del Pueblo Rom. Las mujeres se casan muy jóvenes, aproximadamente a los quince años. Deben llegar vírgenes al matrimonio, o si no, no se casan de blanco. Solo pueden tener como novio al que luego será su esposo, y esto es algo que deben respetar, pues luego de que se lleva a cabo la boda ellas deben dar un voto de pureza por el cual el padre de la novia celebra una fiesta; así que no llegar vírgenes al matrimonio seria una deshonra publica ante toda la comunidad.
Las niñas no salen a fiestas, solamente a las que se realizan dentro de la comunidad que son muy tradicionales, con su música, sus platos especiales, sus bailes y sus trajes más bonitos, es decir, con las sedas de los colores más vivos, aretes grandes y algún adorno en la cabeza.
Si bien los gitanos tienen un especial sentido de la estética tanto física como artística, sus fiestas son la mejor ocasión para apreciarlo, sin embargo, los colores vivos y los adornos llamativos solo los usan las mujeres; los hombres gitanos pueden pasar desapercibidos entre la multitud, pues ya no se visten como antes, ahora andan como la gente del común, y en algunos casos, por ejemplo en los de mayor edad, de saco y corbata.
Complejas relaciones con los 'gadyie'
Para los gitanos las relaciones con los gadyie (personas no gitanas) están mediadas por un complejo sistema, por esta razón, acercarse a ellos para conocer información sobre sus formas de vida es algo complicado.
Ellos no están interesados en ser reconocidos públicamente, lo que buscan es ser reconocidos como ciudadanos con iguales derechos como todos, y además ser aceptados como un grupo étnico, con diferencias muy marcadas en sus formas de vida, pero al fin y al cabo habitantes de una ciudad civilizada en la que deben contar con el derecho a acceder a las políticas públicas colectivas.
Ellos tratan de mantenerse al margen en el trato con los gadyie, son muy prevenidos, y con razón, pues muchas personas aún hablan mal de los gitanos y tildan a las mujeres de brujas por la lectura de la mano.
Como consecuencia de que los gitanos no tienen acceso a muchas oportunidades del distrito, por su condición económica o por el no reconocimiento como ciudadanos normales, la educación ha sido un poco nómada, los niños y niñas estudian muy poco, mas o menos hasta quinto de primaria, luego aprenden sus oficios tradicionales, o a ayudar en la casa, en el caso de las niñas y así irlas preparando para ser esposas, madres y amas de casa desde muy temprana edad.
Aunque muchos gitanos que residen en el país son colombianos de nacimiento, ellos cuentan con su propio Himno Nacional del Pueblo Rom, pues de esta forman queda demostrado su idea de origen común y de historia compartida, en la que fundamentan muchas de sus formas de vida.
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